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miércoles, 29 de enero de 2014

Para vivir.

Hoy cuando venia caminando por la calle (y pensando al mismo tiempo como siempre) me encontré imaginando una vida completa, no la mía, sino la de alguien, la de cualquiera o la de todos, al fin al cabo todos tenemos una vida y queramos o no, hemos de vivirla, no importa cuanto dure, mucho o poco es la nuestra, con un principio y un final. Pero toda esta disertación viene a raíz de un cuento que leí compartido y... 
     ...creo que empecé por el final, así que voy a tratar de recapitular. Hoy estuve leyéndole a alguien un cuento que me parece una joya y es uno de los que mas me gustan particularmente: "La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y su abuela desalmada" de Gabriel García Marquez. No voy a entrar en detalles sobre el cuento, ni sobre Gabriel Garcia Marquez, pero de lo que si quiero hablar es de que a través de esas líneas, sentados en un banco de una avenida, vivimos página por página todas las desdichas y la alegrías de Eréndira, y por unos momentos el mundo alrededor desapareció y casi andábamos por el desierto con nuestra caravana de indios, fotógrafo incluido, tratando de escapar de la abuela desalmada. Es así como vivimos (yo por enésima vez) una vida en tan sólo unas horas, una vida que no es la nuestra, de cosas que tal vez nunca imaginamos, ciertas o irreales, pero en fin otra vida. Y quizás, si cambiáramos los papeles o si por algún tipo de magia o artificio científico pudiéramos ver desde el libro hacia afuera, nos daríamos cuenta que los personajes de cada libro, si pudieran leernos, quedarían impactados con la vida y la historia de cada uno de nosotros, narrada a cada minuto, cada hora, cada día y cada año, con nuestras pequeñas o grandes tragedias, con nuestras pequeñas o grandes victorias, con nuestras alegrías y nuestras tristezas, y al final de nuestra vida dirían "guao" o arrojarían lejos de si el libro con impotencia, o simplemente quedarían mudos, pero, de cualquier forma, habrían vivido un poco nuestras vidas (esa que a veces no nos parece interesante y si lo es).
     De manera que, al venir caminando pensé en que solo teníamos una vida para vivir y solo una historia para contar, pero cuando leemos libros que narran historias o cuentos de otras vidas, vivimos un poco en ellas y creo que tal vez de allí provenga mi fascinación y la de muchos por la lectura y sobre todo, por la literatura de aventura. Y no es que quiera vivir otra vida, me gusta la que tengo con sus altos y sus bajos, solo que tenemos que esperar mucho tiempo para saber el final de nuestra historia, en cambio, al leer podemos vivir muchas vidas en tan solo unas horas. Nada de esto es nuevo, solo que tal vez ahora es cuando me detengo en ello, tal vez Miguel de Cervantes sintió algo similar y lo plasmó en su "Quijote" y cientos o miles de escritores antes de el y después de el.
     Así que del día de hoy saco dos reflexiones sin pretender que sean ciertas o absolutas, solo válidas para mi. La primera es que hacer que uno viva una vida que no es la suya en tan solo unos días es realmente todo un arte, el arte de un buen escritor, y la segunda es que nuestra vida, es la historia mas interesante con final abierto que todos podemos contar. En fin, hasta la próxima entrada pero mientras, no dejen de leer mientras vivan sus vidas y no dejen de vivir sus vidas mientras lean las vidas de otros.