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domingo, 30 de diciembre de 2012

¿Cuentos para niños?

     Antes de comenzar esta entrada me disculpo por no haber escrito la semana pasada. Podría culpar a las fechas navideñas, pero la verdad es que la navidad no es culpable sino la falta de decisión de sentarme a escribir (Aunque si estaba en el "correcorre" del 24).
     Con respecto al título, cuando hablamos de cuentos para niños inmediatamente pensamos en Hans Christian Andersen  (La Sirenita, El Patito Feo), Charles Perrault (Piel de Asno, el Gato con Botas) los hermanos Grimm (Hansel y Gretel, Rumpelstinkin) o Felix María Samaniego (La Cigarra y La Hormiga). 
     Por cierto que, como nota curiosa y poco conocida, algunos de estos cuentos clásicos son tomados de la tradición oral y rescatados por estos autores, de manera que suele confundirse su autoría real. Tal es el caso de  La Cenicienta, Caperucita Roja o Pulgarcito, sin contar además con las versiones que de muchos cuentos clásicos son llevadas al cine por las empresas Disney con finales adaptados, (aclaro que no tengo nada en contra de Las Peliculas de Disney, me gustan mucho y creo en la genialidad original de Walt Disney).
     Pero volviendo al tema de los "cuentos para niños", siempre me ha llamado la atención cómo se define una narración para niños, ya que si revisamos los textos originales de todos estos cuentos clásicos podemos ver que normalmente hay en ellos conceptos, situaciones y finales que, en criterio de muchos (vox populi), no son precisamente los "ideales" para niños. Por supuesto que esta es una cuestión de puntos de vista, creencias, aprendizajes y enfoques de distintas culturas, sociedades y contextos históricos, inclusive. Pienso que es por este motivo que son hechas adaptaciones y modificaciones de los finales y partes de las historias en la industria del cine, o por los narradores orales que se especializan en niños. Siempre asociamos cuentos para niños con finales felices.
     Lo cierto de todo esto es que, en la mayoría de los cuentos clásicos "para niños" (no todos por supuesto), no se excluye la muerte, la violencia y la sexualidad (bien entendida), o no tienen finales felices. Tal vez el único parámetro común con la concepción que se tiene hoy en día es el enseñar algo, dejar un mensaje o un aprendizaje. 
     Así que, en vista de lo ambiguo que puede ser el concepto de cuentos para niños, creo que vale la pena aplicar aquello de la televisión:  ..."sin la supervisión de padres, representantes o responsables", y, sin establecer ningún tipo de censura por supuesto, tomarnos la molestia y el tiempo de leer los cuentos para niños antes de dárselos a nuestros niños.
     Si preguntan a que viene toda esta disertación, la respuesta es que he estado leyendo algunos cuentos de H.C. Andersen del libro "Cuentos Humorísticos y Sentimentales". Quiero hacer una especie de reconocimiento al escritor con respecto a sus cuentos poco conocidos y "no" precisamente escritos para niños. En particular uno de ellos realmente me conmovió y lo recomiendo a cualquier lector, ya sea niño o adulto: "Bajo el sauce"(texto).
     Así que desde ahora ya no pensaré en Hans Christian  Andersen como el escritor de cuentos para niños, sino como el escritor de cuentos y poesía para todas las edades.

     Y ya que estamos tratando de colocar las cosas en su justo sitio, les dejo en el blog de poesía un poema que es una historia (literalmente), "Reír llorando" de Juan de Dios Peza. Que lo disfruten y hasta la próxima semana.

martes, 18 de diciembre de 2012

Defender mis derechos o "El breve esquema de un Ensayo"

     Hablar de los derechos individuales o colectivos es un tema que presenta numerosos aspectos, por lo que es necesario e imprescindible circunscribirse a una pequeña fracción de este tópico. En el caso de esta reflexión con visos de ensayo quiero hablar, específicamente de la actitud que he podido observar en las personas a mi alrededor cuando son irrespetados sus derechos, y a su vez, la actitud de los que "pasan" por encima de esos derechos, de manera tal que se cae en un círculo de retroalimentación en el cual, el no  protestar por los derechos induce a quien los viola, ya sea por hábito o por costumbre, a pensar que está actuando "bien" y que está en su "derecho" de agredir, insultar y maltratar basado en su opinión y conveniencia personal.
        ¿A que viene todo esto? Les relato lo siguiente: 

     "En el automercado entre los agites y compras de Navidad, esperando en la cola de la caja para pagar, un hombre me pregunta donde se halla el jabón, le doy las indicaciones y al ver que pasaba el pasillo, dejo en la cola con la cesta a la persona que me acompañaba y voy a indicarle. Mientras hago eso la cola avanza y la señorita de la caja comienza a pasar los productos, regreso y le digo que la factura debe ser personalizada y aquí comienza en forma gradual el conflicto.
     La cajera sorprendida y molesta dice - ¡tengo que borrar todo y comenzar de nuevo! - (Solo había marcado tres productos), a lo que respondo también sorprendido - si disculpa, ¿cómo hacemos? - y acto seguido lanza el producto que tiene en la mano golpeando (suavemente) el mostrador - ¡Tengo que empezar todo otra vez! - a lo que respondo, ya no tan sonriente - Si, porque yo necesito la factura a mi nombre.
     En este punto la cajera comienza a regañarme diciendo que hay un procedimiento, que yo tenía que comunicárselo antes, porque ahora ella tiene que hacer todo de nuevo. A eso respondo que me disculpe pero es que me acerque un momento a darle una indicación a un señor de algo que no es mi responsabilidad  sino la del automercado. Pues bastó que le dijera eso para que comenzara una suerte de "retahila" de quejas acerca de mi, de los clientes, del mundo y cuanta cosa se le ocurrió para desahogarse. 
     - Señorita, suficiente, déjelo así. 
     Sin aparentemente escucharme continuó con su "retahila".
     - ¡Haga lo que usted quiera, allí está el gerente hable con él!
     Cosa que por supuesto hice inmediatamente con el resultado de que la cajera fue amonestada, me despachó los productos y me entregó mi factura personalizada, adicionalmente obtuve una profunda molestia y un dolor de cabeza"

     Con este pequeño relato quiero poner un ejemplo sencillo de las situaciones que se nos presentan todos los días y aquí viene la reflexión, ¿Cómo es posible que salgamos a diario a la calle y los dependientes y prestadores de servicios en general (no todos por supuesto), se sientan con el derecho de maltratarte, faltarte el respeto y atenderte mal? ¡Y ademas les pagamos por eso! Salimos con la mejor disposición y podemos terminar con un mal día. 
     Pienso que la causa de ello se la debemos a  varios factores, "amén" de la falta de educación: primero tenemos miedo, si, no se sorprendan, tenemos miedo a las consecuencias que pueda acarrear reclamar nuestros derechos, por ejemplo, cuantas veces hemos oído decir "no le reclamé nada al mecánico porque después me lo daña por otro lado", sin mencionar represalias peores que atenten con nuestra integridad física. Segundo, muchas veces decimos "no vale la pena discutir con un  simple vendedor", y aquí cometemos dos errores, menospreciar el trabajo del vendedor y pensar que no vale la pena reclamar nuestro derecho. Y tercero, el conocimiento de que no existe autoridad ni mecanismo que nos ampare de estos abusos o que pueda resarcirnos de las molestias y el tiempo perdido.
     Por otro lado, el que atiende, ya sea por motivos personales o de otra índole (sin entrar en detalles), se acostumbra a que, sin importar lo que diga, opine, manifieste o la forma en que trate al cliente según su conveniencia o necesidades (muchas veces desahogar su mal humor), no habrá consecuencia alguna, ya  sabe que el cliente "refunfuñará", a lo más levantará un poco la voz y será todo. El resultado siempre favorecerá al vendedor y el cliente, es decir; nosotros, volvemos al día siguiente con una sonrisa al mismo sitio para ser nuevamente maltratados, sólo que en la siguiente vez "tendremos mas cuidado".
     Y a esto me refería con lo del círculo de retroalimentación: Abuso, no hay protesta, nuevo abuso, no hay protesta, sensación de poder, falso derecho creado por hábito. Caemos en una suerte o variante de ley de "usucapion" en la cual alguien se "apropia" de un bien y por uso a través del tiempo lo reafirma como propio por derecho.
     Para concluir anecdóticamente, la situación narrada en el automercado no es ficticia sino vivencial. En el mismo día ayudé a muchas personas con un simple "buenos días", cediendo el paso, una indicación, deteniéndome en los semáforos o tan sólo teniendo paciencia. Y aún así  tuve dos altercados fuertes por defender mis derechos (además de la cajera, fui agredido por el taxista con el que llevé el mercado, martillo incluido de por medio). Y al final, el resultado obtenido es que para las personas allegadas y conocidos "yo soy una persona conflictiva"
     Es mi opinión que si protestáramos a diario por servicios mal prestados, por ejemplo no acudiendo al mismo sitio o poniendo una queja sobre determinado dependiente sin dejarla pasar por alto, podríamos tal vez, y solo tal vez provocar un cambio. Pero también es cierto que velando por nuestros propios intereses, salud física y emocional, hay que valorar hasta que punto vale la pena casarse en determinada cruzada. Eso queda a la interpretación individual. 
     Por mi parte, si defender mis derechos pone en riesgo mi integridad física y me convierte en una persona conflictiva, entonces voy a correr el riesgo con la esperanza de que al final no sea en vano y algo cambie, para el bien de todos, algo cambie.

martes, 11 de diciembre de 2012

Satisfacción y Sensación

     Antes de hablar de sensaciones quiero comentar un poco acerca de mi entrada de la semana pasada, allí hice algunas críticas a un libro que revisé y no quise dar el nombre. Sin embargo, hice unas consultas y lo quiero mencionar ahora, el libro se llama Caminante de la Mañana del autor Bayardo Ramírez Monagas, y quiero aclarar que no estoy opinando sobre el contenido o la forma de escribir del autor, lo que no estoy de acuerdo es en el género en el que el autor auto-identifica su libro (Poesía), y que esta opinión la emito sin la intención de faltarle en modo alguno el respeto.
     Una vez aclarado este punto ahora si quiero hablarles de lo contento que estoy por algunas cosas que voy descubriendo, la primera es la "superrecontrahiperbuenisima" satisfacción que se siente cuando alguien lee tu libro, que otro "alguien" le prestó, y luego compra uno diciendo "yo quiero tener el mío" :-). ¡Esa es una excelente y directa forma de sacarle a uno una sonrisa desde adentro!
     La segunda, es darme cuenta de la sensación que produce el tener un feedback (disculpen el  anglicismo, retroalimentación si prefieren) de personas que te leen y no lo esperabas, tanto conocidas como desconocidas, y no hablo solo de mis Cinco Cuentos de Navidad sin San Nicolás, sino también de las cosas que pienso y que desordenadamente voy colocando en este blog (por cierto, ¿saben de donde viene el termino blog?). Saber que hay personas que están pendientes de lo que aquí se escribe me crea una responsabilidad para con todos ellos, es decir, contigo que ahora estas leyendo. Y eso lejos de producirme algún tipo de tensión o preocupación (stress si lo prefieren en inglés). Lo que me produce es una muy buena sensación de satisfacción. 
     Así que lo que ahora, según el protocolo, debería hacer es darles las gracias a todos, pero no es tan sencillo. No se sorprendan, de acuerdo a Nada Sagrado, textos Zen, las gracias no las da quien recibe sino quien obsequia. Por ejemplo, si van a una fiesta con un obsequio y el agasajado toma el obsequio y lo lanza en una pila sin darle importancia, ¿como se sentirían?, de manera que no es tan descabellado dar las gracias por recibirnos de buen grado un regalo. 
     Y como en este caso soy yo quien mas satisfacciones y sensaciones recibe, no les puedo dar las gracias, aunque desde el punto de vista occidental me siento muy agradecido, je,je,je (lease onomatopeya).
     Para concluir por hoy y ya que terminamos con un ja,ja,ja, les dejo nuevamente algo de muy buen humor: Aquiles Nazoa, Los Animales en Caracas.

lunes, 3 de diciembre de 2012

Yo opino que.....y no me retracto de lo dicho!

     La última vez ofrecí hablar acerca de "Hotel Calimura", novela del autor Drago Miskiewicz, y eso voy a hacer, pero antes, quiero comentarles algo que realmente no me gustó, y eso a su vez me lleva a decir otra cosa que "teóricamente" no puedo decir. 
     Bueno, para no enredarlos mas con lo que ya está enredado, estuve la semana pasada en la presentación de un supuesto libro de "poesía", y digo supuesto porque en mi opinión eso no se puede catalogar de poesía, sin embargo, (y aquí está lo que no puedo decir) quisiera mencionar el nombre del libro y el autor, pero no lo hago porque no sé hasta que punto pueda hacerlo, me refiero a eso de las connotaciones legales, difamación, criterios y otras cosas que realmente desconozco ( ni mencionar la ética, tema de otra entrada).
     Lo que si puedo decir, es que a mi me gusta llamar al pan "pan" y al vino "vino", y si a algo lo llamo libro es porque tiene carátula, hojas, y está escrito (amén del llamado libro digital), así que cuando alguien me habla de un libro de poesía espero encontrar en el "poesía". Claro está, que si nos vamos al concepto estricto del género "poesía", pues digamos que si concuerda, pero, pienso que la poesía implica muchas mas cosas difíciles de definir (aunque no imposibles), así que creo que hay que tener cuidado en cuanto a catalogar un escrito dentro de un género literario en particular, no debería ser tomado a la ligera. No quiero entrar en detalles de la calidad literaria de lo escrito por el autor ya que no estoy capacitado para ello, aún asi, yo opino que eso no es poesía y no me retracto, y voy a dejar esto hasta aquí ya que me resulta incómodo hablar de algo que no puedo mencionar, así que si alguien quiere saber de que libro o autor estoy hablando no tendrá mas remedio que escribirme un correo, (el cuál con gusto responderé)  c´est la vie!
     
    En cuanto a "Hotel Calimura", realmente me siento muy agradado por la manera desenvuelta en que el autor presenta las situaciones, pensamientos, descripciones y las vidas, durante un breve instante temporal, de los personajes que pueblan esta novela. Te atrapa esta historia desde el comienzo y puedes continuar hasta el final casi sin darte cuenta de que se te pasa el tiempo (depende de la velocidad de lectura de quien lee, je,je). Como mencioné antes, no estoy capacitado para hacer una buena crítica literaria, sin embargo, creo que "Hotel Calimura" habla de una forma coherente de una cantidad de incoherencias reales tomadas de la vida cotidiana, así que yo opino que esta es una buena lectura que nos ofrece Drago Miskiewicz...        y no me retracto de ello.

     Por último, espero que no hayan pensado que los iba a dejar sin el poema de esta semana y aquí está, de Nicolás Guillen, poeta cubano, Secuestro de la Mujer de Antonio, que lo disfruten.